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Pedro Miguel-Clases de Filosofía y Ética

Racionalismo y empirismo.-

Racionalismo y empirismo.- Alberto se acomodó. Luego dijo:

 

—La última vez que estuvimos aquí sentados te hablé de Descartes y Spinoza. Dijimos que tenían una importante cosa en común: los dos eran racionalistas.

 

—Y un racionalista es uno que tiene mucha fe en la razón.

 

—Sí, un racionalista cree en la razón como fuente de conocimientos. Opina que el ser humano nace con ciertas ideas, que existen por tanto en la conciencia de los hombres antes de cualquier experiencia. Y cuanto más clara es la idea, mayor es la seguridad de que corresponde a algo real. Recordarás que Descartes tenía una clarísima imagen de lo que es un "ser perfecto". Partiendo de esta idea deduce que verdaderamente existe un Dios.

 

—No me suelo olvidar de las cosas.

 

—Este modo racionalista de pensar era típico de la filosofía del siglo XVII, y también había sido corriente en la Edad Media. Lo recordamos de Platón y de Sócrates. Pero en el siglo XVIII estuvo expuesto a críticas cada vez más profundas. Varios filósofos adoptaron el punto de vista de que no tenemos absolutamente ningún contenido en conciencia antes de adquirir nuestras experiencias mediante los sentidos. Este punto de vista se llama empirismo.

 

—¿Y de esos empiristas me vas a hablar hoy?

 

—Lo intentaré. Los empiristas, o filósofos de la experiencia, más importantes fueron Locke, Berkeley y Hume, y los tres eran británicos. Los racionalistas dominantes en siglo XVII eran el francés Descartes, el holandés Spinoza y el alemán Leibniz. Por ello solemos distinguir entre el empirismo británico y el racionalismo continental.

 

—Vale, pero son demasiadas palabras. ¿Puedes repetir lo que significa empirismo?

 

—Un empirista desea hacer derivar todo conocimiento sobre el mundo de lo que nos Aristóteles, quien dijo que no hay nada en la conciencia que no haya estado antes en los sentidos. Este punto de vista implicaba una crítica acentuada de Platón, que había opinado que los hombres traían consigo una serie de ideas innatas del mundo de las Ideas. Locke retoma las palabras de Aristóteles, y las dirige contra Descartes.

 

—¿No hay nada en la conciencia... que no haya estado antes en los sentidos?

 

—No tenemos ninguna idea innata sobre el mundo. En realidad no sabemos nada de este mundo en el que nos han colocado antes de haberlo visto. Si tenemos una idea o un concepto que no se puede conectar con hechos experimentados, se trata de un concepto o de una idea falsa. Cuando por ejemplo usamos palabras como "Dios", "eternidad" o "sustancia", la razón funciona sin combustible, porque nadie ha llegado a conocer ni a Dios, ni la eternidad, ni aquello que los filósofos llaman, "sustancia". De esa forma se pueden escribir tesis eruditas que en el fondo no contienen ningún tipo de conocimiento nuevo. Un sistema filosófico de esa clase puede parecer impresionante, pero no son más que quimeras. Los filósofos de los siglos XVII y XVIII habían heredado una serie de tesis eruditas de ese tipo. Ahora había que estudiarlas con lupa. Había que limpiarlas de vacíos. Quizás pudiéramos compararlo con el lavado del oro. La mayor parte es arena pero, dentro, resplandecen las pepitas de oro.

 

—¿Entonces esas pepitas de oro son conocimientos auténticos?

 

—O, por lo menos, pensamientos que se pueden relacionar con los conocimientos humanos. Para los empiristas británicos era muy importante analizar todas las ideas humanas, con el fin de ver si podían ser demostradas mediante experiencias auténticas. Pero vayamos por partes y estudiemos un filósofo cada vez.

 

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